viernes, 26 de mayo de 2017

Paisajes (des)habitados




Tan larga historia, tantas luces y sombras sobre nuestro territorio, tanta cultura y hambre de tierra, tantos sueños y tantas codicias, tantas conquistas y reconquistas, tanto mirar afuera y sólo mirar adentro, tantas alabanzas y tantas críticas, tanto apego y desapego, tanta choza y palacio, todo esta en cualquier paisaje. Sólo hace falta detenerse, mirar y aplicar el hábito de la lectura de las cosas. Luchas, labranzas, sed, poder y falta de poder, rebaños que trashuman, legisladores, registradores, catastros, muros para la guerra, muros para las ovejas, muros para los chalets, roturaciones y rozas, abandonos y cierres, arbustos en desorden, choperas, pinares, eucaliptales en formación, iglesias y ruinas, castillos y ruinas, pueblos deshabitados y ciudades en expansión ilimitada, montañas vaciadas por la emigración y reconstruidas para turistas, belleza y fealdad. Secanos, regadíos, invernaderos, monte, dehesa, cortijo, campo de golf, aldea, pueblo, villa y ciudad, casa rurales, barrios viejos, ensanches y extrarradios, sendas, caminos de Concentración Parcelaria, siluetas que algunos pretenden llamar ecológicas de cerros y cerros con molinos aerogeneradores, colinas con antenas, carreteras locales y autopistas del estado, trazado del AVE. Ríos, azudes, graveras, trasvases, lagos, embalses, canteras. Captaciones de agua y contaminación. Playas, urbanizaciones. Deforestaciones y repoblaciones. Parques urbanos, eólicos, industriales, naturales, nacionales. Toda la malla está tendida sobre el suelo, dividido en dos funciones duras, cambiantes y permanentes, con gran capacidad de rehacer paisajes: productivo e improductivo.

                                                                                                                                                                        Martínez de  Pisón, Eduardo. Miradas sobre el paisaje





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